Los muertos no pagan las deudas

El título describe la frase de Néstor Kirchner ante la Asamblea de Naciones Unidas en 2003, que extracta magníficamente la esencia del problema de la deuda pública y los condicionantes para su solución. Creo que esta frase sirve para evidenciar con dramatismo la esencia política de los procesos de endeudamiento y cómo este es el principal condicionante. Fue esa visión política de Néstor la que posibilitó el exitoso canje de la deuda pública argentina en 2005, y su posterior finalización en 2010 durante el gobierno de Cristina.

pesos-monedas3-npEste tema es el que estuvo presente en la reciente visita de Joseph Stiglitz. No cabe duda que el ser ganador de un Premio Nobel, en especial el de Economía, no garantiza la infalibilidad en los conocimientos teóricos, pero en el caso de Stiglitz resalta la importancia que ha tomado en los últimos años como uno de los principales referentes de una postura crítica de la aplicación a rajatabla de las doctrinas neoliberales u ortodoxas.

Que un académico de tal nivel elogie el proceso de recuperación económica posterior a la crisis de convertibilidad en la Argentina, y coloque a ese modelo como ejemplo para tener en cuenta en la resolución de la actual crisis europea, así como resaltar las bondades del canje de deuda argentino, les genera escozor a muchos neoliberales y políticos nativos.

Porque la crítica de Stiglitz va a los fundamentos del sistema neoliberal, a la desregulación absoluta del sistema financiero que derivó en tan aguda crisis internacional, dado que a partir de sus desarrollos teóricos comprueba que el sistema financiero, por sus propias características, no puede autorregularse y necesariamente necesita ser regulado por el Estado.

No deja de ser una gran irreverencia, aunque también una verdad avasallante, cuando explicita que el acreedor tiene tanta responsabilidad como el que toma prestado; una frase retomada luego por Cristina en la exposición en el Museo del Bicentenario, remarcando que es el acreedor el que está obligado por experiencia a conocer los riesgos de los contratos de deuda. La presidenta lo explicó con el caso concreto de la Argentina, cuando cobraban tasas del 14 al 15% mientras el mundo pagaba tasas del 2 al 3% en dólares; es lógico que esa deuda no pueda pagarse, reflexionó.
O cuando Stiglitz reconoce que los norteamericanos fueron “vivos” porque en los ’80, en vez de llamar a la crisis como del sistema bancario de EE UU, se la designó como una crisis de Latinoamérica, para encubrir la fragilidad de los bancos estadounidenses, e incluso el FMI se aseguró de que los deudores no se juntaran.

Ante estos conceptos que desnudan las características políticas de la solución de los conflictos de deuda, y que minan las principales bases de las teorías neoliberales, así como deberían minar la aceptación de los brutales ajustes en Grecia o España, muchos reaccionan relativizando estas ideas.

Un claro ejemplo es la columna de Clarín del 14 de agosto, que expresa que “delante de uno de sus economistas preferidos, … la presidenta Cristina Kirchner criticó ayer el ‘capitalismo de casino, basado en salvar a los bancos’ que según ella impera en la actual crisis en los países centrales.” Lo que “ella” piensa, no sólo es compartido por Stiglitz y muchos más, sino incluso aparece en documentos de Naciones Unidas que asimilan explícitamente a los grandes bancos internacionales con las conductas de casino (Reporte de Comercio y Desarrollo 2011, UNCTAD).

LO ESENCIAL ESTÁ EN LAS CAUSAS.

Otro condimento principal fueron las menciones del Nobel sobre el fenómeno inflacionario, al que le quitó la centralidad que le asignan las teorías ortodoxas, aunque sin disminuir la importancia del mismo. También detalló cómo esta centralidad se deriva en las erróneas políticas de ajuste aplicadas en gran cantidad de países. En una entrevista de ÁmbitoWeb (15-08-12), comentó que “tener un análisis de cuáles son las causas de la inflación es absolutamente esencial para comprender qué hacer al respecto. La inflación no es un índice en sí mismo. De lo que realmente tenemos que preocuparnos es acerca de las consecuencias de la inflación. El foco debe ser mirar qué está pasando con el crecimiento, con la distribución de ingresos y con la pobreza.” Es un enfoque con el cual coincidimos plenamente y lo hemos expresado en multiplicidad de oportunidades.

También alertó que “cuando nos dicen que la inflación es el impuesto más cruel, sospechemos, ya que sólo cuando es muy alta puede afectar el crecimiento de un país”, al tiempo que manifestó que “la preocupación principal de los mercados financieros nunca han sido los pobres”. De todas formas, qué se considera una inflación muy alta ha sido motivo de interminables discusiones económicas y políticas.
No puede dejar de mencionarse el reconocimiento por parte de Stiglitz de los beneficios de las retenciones a las exportaciones que, según el catedrático, contribuyeron al “proceso de distribución” de los ingresos.

Un comentario que no debería haber sorprendido –dado que el Nobel ha sido el presidente de la Comisión sobre la Medición del Desarrollo Económico y del Progreso Social, integrada por renombrados especialistas como Amartya Sen y Jean-Paul Fitoussi– es su observación respecto de que los gobiernos deben tener una agencia de estadísticas independiente que provea datos confiables, así como también admitió que siempre existe una gran controversia acerca de cómo se construyen las estadísticas.

Cristina de Kirchner coincidió con muchos de los comentarios de Stiglitz, profundizó otros y habló desde la política, y cómo esta es la que condiciona las decisiones económicas. En este sentido, aclaró que “si no toman las decisiones los hombres y mujeres que estamos sentados en los sillones de presidentas o presidentes, las toman los mercados o las toman los que presiden los directorios de los bancos. Pero las decisiones siempre alguien las toma…”

Luego de analizar la inviabilidad del capitalismo de casino, comentó: “Creo que tampoco se puede volver a creer que la socialización de los medios de producción va a producir el bienestar porque la humanidad nunca va para atrás.”
Estoy convencido de que efectivamente hay que tener en cuenta la experiencia del denominado socialismo real, nadie desea volver a reproducir los mismos errores, pero creo que ello no derriba las esperanzas de ir avanzando en nuevas formas de propiedad de los medios de producción.

En este punto es importante resaltar la figura del cooperativismo, que es una forma de producción de bienes y servicios que propone la propiedad común sobre los medios de producción, así como muchas otras experiencias dentro de la economía social que se orientan en ese sentido. Precisamente, la brutal crisis que se está viviendo en el mundo desarrollado, generada por la ambición de un lucro desmedido, es una de las razones que llevaron a las Naciones Unidas a proclamar el 2012 como el Año Internacional de las Cooperativas, bajo la consigna “las empresas cooperativas ayudan a construir un mundo mejor”, reconociendo la importancia de un proceso productivo eficiente y que no se guía por el lucro, sino por los beneficios que genera para la sociedad.

Artículo publicado en el diario Tiempo Argentino el martes 21 de Agosto de 2012.

2 comentarios

  1. Me gustan los comentarios sobre la inflación que hay en la nota. Comparo lo que dice Stitglitz sobre darle una importancia central a la inflación en algunos países y como estos han visto retrasado su crecimiento. En el caso de Brasil por ejemplo, leí una nota en Página 12.

  2. carlos giudice dice:

    Carlos Heller, es clarísima la exposición de Stiglitz y magnífica la interpretación y puesta en práctica de la política por parte de nuestra Presidenta, así como, el sector cooperativista de la economía puede resultar un excelente camino. Todo ello puede compatibilizarse. El riesgo mayor es encontrar la f´órmula para que los EEUU. no sigan invadiendo el mundo con sus papeles verdes, sin garantía, y conserven su cortina de humo de ser el país más poderoso del mundo con un PBI compuesto en su mayor parte con la tecnología de la producción bélica y no con la producción de alimentos para mejorar la posición de los países pobres del mundo. Cordialmente. Carlos

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