Controlando costos y limitando ganancias

Las limitaciones de los mercados,el crecimiento de la rentabilidad y las maniobras de las empresas.

El acuerdo de congelamiento de precios en los supermercados por sesenta días renueva dos grandes debates de la economía que son altamente estratégicos para la gestión del Estado: las causas de la inflación y las limitaciones al mercado.
Desde la ortodoxia han salido a criticar los acuerdos de precios con gran cantidad de argumentos, que apuntan a la intervención del gobierno y a la imposibilidad de sostenerlos.
El tema es el funcionamiento de los mercados; para Fernando Navajas, de Fiel (El Cronista, 29/10/12) “el desarrollo de las instituciones económicas del capitalismo ha tratado de lidiar con el balance entre los incentivos individuales -el motor del progreso económico- y las patologías de fallas diversas que van desde la concentración y el abuso de poder dominante hasta fallas colectivas o de coordinación de un sistema de decisiones descentralizadas. Todas estas cosas son el colesterol malo (de la economía), los mercados no”. Ante esta proposición surge la pregunta: ¿dónde se produce la concentración y el abuso de poder dominante si no es en el propio funcionamiento de los mercados? Esta postura evidencia que para defender el libre mercado se utilizan argumentos muy abstractos, que no pueden validarse en la realidad.
Juan Cerruti (El Cronista, 13/02/13) se refiere a los acuerdos de precios y en un juicio más amplio que abarca las diversas aristas de la intervención del gobierno expresa que “el planteo del kirchnerismo debería ser al sistema, no a las empresas que se desenvuelven en base a las reglas establecidas”. Deja bien en claro que las empresas son inimputables, todas funcionan a la perfección, ninguna aumenta precios, o mantiene el precio con igual envase y menor cantidad de producto; el problema es la regulación.
Bajo las premisas neoliberales, los mercados concentrados son un defecto no buscado, sin embargo la realidad evidencia que esa concentración es hija de la libertad de mercado. Además, la existencia de una elevada concentración en la economía favorece las conductas de los formadores de precios. Según la Encuesta Nacional a Grandes Empresas (Enge), en 2011 la participación de las 500 empresas más grandes alcanza al 32% del PIB de los sectores en los que actúan. Para ese año, las 50 empresas de mayor tamaño explican el 52,1% del valor agregado de las 500 más grandes, dato que da una gran idea de concentración al interior de las mayores empresas.
Repasando la fabricación de productos de consumo masivo, se observa que el 80% del aceite que se consume lo producen dos empresas: Molinos Río de la Plata y Aceitera General Deheza; en lácteos, el 78% lo manejan La Serenísima y Sancor, mientras que en los enlatados, como tomates y arvejas, la posición dominante la ejerce Arcor, con el 70%.
También se suman a la lista sectores elaboradores de insumos intermedios críticos, tales como el aluminio primario (Aluar es el único productor), la siderurgia (Siderar produce el 99% de la chapa laminada en frío), materias primas que a través de su incidencia en el envasado terminan afectando la oferta de productos de consumo masivo. Estos sectores, junto con la petroquímica (dos empresas producen el 89% de los fertilizantes), generan insumos esenciales para muchos otros sectores productivos. En el eslabón de la distribución minorista, tres grandes cadenas de supermercados concentran entre el 75% al 80% de las ventas totales.
Volviendo a las 500 grandes, lo más llamativo es la evolución de la tasa de ganancia; partiendo de una tasa de utilidad sobre ventas del 8,2% anual para el período 1993/2001, la tasa comienza a recomponerse en 2003 (9,5% anual) para alcanzar valores que fluctuaron entre el 11% al 13% a partir de 2005 y hasta 2011. Puede decirse que cuentan con un importante colchón de rentabilidad que les permitiría participar de un acuerdo de precios a más largo plazo.
Un dato relevante de las estadísticas de la Enge es el escaso peso que poseen los salarios sobre el valor de producción, que para el total de las 500 empresas llegaba al 12% en el período 1993/2001, bajó drásticamente al 8% entre 2007 y 2009, para luego incrementarse levemente al 10% en 2011. Si comparamos ambas cifras puede observarse que el período de mayor tasa de ganancia se asocia a una menor participación salarial.
Estos datos deben compararse que la reveladora encuesta de D’Alessio IROL realizada para el Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina (IDEA), allá por octubre del año pasado, donde los encuestados, en su mayoría representantes de esas 500 empresas, reconocieron que luego de las paritarias el 49% trasladó el aumento de salarios a sus precios. Más precisamente, un 29% lo trasladó en la misma magnitud y en un 20% lo aplicó por encima del porcentaje que resulta de la paritaria, entre 5 y 10 puntos más (BAE 31/10/12). Creo que el análisis de los datos expuestos indica el carácter de la puja distributiva: no son los salarios los que empujan los precios, sino las decisiones arbitrarias de las propias empresas, como una forma de incrementar su rentabilidad.
Los acuerdos de precios son una herramienta válida para encarar el tema pero no resuelven por sí mismos la cuestión. En este aspecto, debe resaltarse que también hubo cuestionamientos por lo acotado del período de acuerdo de precios. La Federación de Supermercados y Asociaciones Chinas calificó como “insuficiente” el congelamientos de precios por dos meses y remarcó que es necesario hacerlo “extensivo en el tiempo” y “a otros proveedores de insumos” (La Nación, 11.02.13).
Las políticas de acuerdos de precios deben trabajarse intensamente con todos los actores involucrados, y deben estar necesariamente asociadas a un control de costos efectivo de las empresas formadoras de precios. Es una ardua tarea, que exige el desarrollo de gran cantidad de recursos humanos en el Estado, pero que es necesario comenzar a transitar con mayor intensidad, para poder elaborar nuevas regulaciones que controlen los precios en las distintas etapas de la producción y comercialización, evitando conductas abusivas.
El tema principal para resolver las subas de precios es realizar una profunda reforma impositiva, que haga recaer la mayor parte de la tributación sobre los impuestos progresivos, a las ganancias, bienes y fortunas personales. En especial, para controlar la puja distributiva, convendría aplicar una alícuota impositiva vinculada con una tasa razonable de ganancia para cada sector, por encima de la cual la tributación tendería a ser total. El objetivo es que deje de ser viable aumentar precios para acrecentar la ganancia, dado que el incremento adicional iría fundamentalmente al fisco vía impuestos.
Adicionalmente, resulta interesante evaluar la aplicación, sobre los principales insumos de los alimentos, de políticas que permitan separar el precio internacional del doméstico; también se podría fomentar la creación de mercados de abasto populares y estatales en la mayoría de las ciudades, gestionados con mecanismos de democracia participativa.
Queda claro que la sociedad está reclamando actuar sobre la inflación, y aquí surge también la puja ideológica, entre las “mágicas” recetas ofrecidas por los neoliberales para enfriar la economía y los que deseamos que la economía siga creciendo con mejor distribución del ingreso, con soluciones para los aumentos de precios que resultan mucho más complicadas de alcanzar por los intereses que se afectan; hacerlas viables es el gran desafío.

Entrevista publicada en el diario Tiempo Argentino el domingo 17 de Febrero de 2013

9 comentarios

  1. Estoy de acuerdo con lo planteado en su artículo, pero me sigue haciendo ruido el echo de que esta información que usted detalla, también la conoce el gobierno. Por lo que me lleva a pensar porque no hacer algo ayer, no hoy, si es evidente que los grandes manipuladores, estafadores están agazapados para tratar de sacar la mayor rentabilidad sin importarle un comino si esto perjudica al resto de la población.
    Desde tiempos históricos, se repite lo mismo, desde los comerciantes cipayos que apoyaban las invasiones inglesas, solo para mantener sus negocios con el imperio. Hasta nuestros días, dónde las empresas monopólicas y sus ramificaciones se aprovechan de la necesidad sin importarles un bledo el prejuicio que le hacen al pueblo. No se dan cuenta que si generan precios más comerciables ganarían más y se generarían mayores oportunidades para toda la cadena de producción. Me parece que sí, pero les importa un bledo.
    También vuelvo a remarcar que nosotros los ciudadanos, tenemos mucha responsabilidad avalando los precios cuando hacemos las compras. Pero tengo en cuenta que en muchas localidades no existen más que una o dos posibilidades de compra, que por lo general pertenecen al mismo dueño o son socios.
    Por todo lo escrito y creo que usted lo ve, no entiendo porque el estado con el apoyo que le dimos hace poco menos de un año y medio, no toma medidas urgente que permitan mejorar esta situación, que solo sirve como caldo de cultivo. Saludos.

  2. Estoy absolutamente de acuerdo en todo, solo creo que es imposible sin recursos humanos adecuados y legislacion que permita otorgar premios y castigos por otra parte nunca el estado se preparo para poder controlar con eficiencia las distintas etapas de produccion,mi ultima pregunta es como hacer para difundir e intalar esta propuesta si la parte politica parece no atender el tema un abrazo de un seguidor incondicional, salvo en la preferencia futbolistica.

  3. Roberto Gribnicow dice:

    Muy bueno el Artículo, Sr. Diputado, pero humildemente creo que habría que predicar estos conceptos con el ejemplo, estoy detectando Aumentos en los servicios del Banco Credicoop, nuestro Banco Cooperativo que superan el 40 % , exactamente el 41,3 % desde Octubre del 2012, a Febrero del corriente, hay explicación para ello? Que no sea otra que la de “Formadores de precios”, porque si el banco me aumenta más que el Indec, de qué hablamos ???? Y no he notado una Mejora en el servicio, sigue tan ó más Burocrático que nunca.
    Perdón por las molestias, y muchas Gracias.

  4. Gabriel Iglesias dice:

    Estoy de acuerdo con lo expresado en la nota. El esfuerzo técnico-político necesario para un control efectivo de la inflación, bien vale la pena si se tiene en cuenta el círculo vicioso que genera la remarcación abusiva de los precios:
    – Aumento arbitrario y unilateral de precios
    – Equivale a la disminución del poder de compra de la gente;
    – Resiente la confiabilidad política en la gestión pública de la economía
    – Las paritarias resultan un esfuerzo inútil para recuperar la equidad económica.
    – Genera más desigualdad y descontento popular en la distribución de la renta nacional.
    – Potencia el poder económico (y en definitiva político) de los formadores principales de precios, favoreciendo la concentración del capital y la hipertrofia de esos oligopolios.
    – Para variar, le endilgan al Gobierno la incapacidad de controlar la inflación que ellos mismos generan (su acción política más perniciosa):

    En síntesis: Un poder en la sombra que obtiene todas las ventajas y no se hace cargo de ninguno de los perjuicios que genera.
    Así es fácil hacer “grandes negocios completos y redondos”. Quién dudaría en que hay que desbaratarlos como parte de una gestión de transformación de la economía, hacia relaciones de poder y sociales más justas…?
    No estaría nada mal juntar firmas para apoyar la presentación de un proyecto de ley antiinflacionaria y/o de racionalización de los precios a nivel nacional.

  5. aparentemente las empresas tienen sus ganancias a partir de la remarcación de precios, seria interesante que se publicara los porcentajes de ganancias de “cada” empresa de modo que tambien nosotros tuviéramos la posibilidad de ejercer nuestro poder como consumidor… gracias

  6. ruben alberto masson dice:

    Los comerciantes están hábiles para incrementar sus ganancias o proteger su patrimonio, lo que no esta mal. Yo veo un problema, ante el hecho de que el gobierno aprueba un subsidio, los teléfonos vuelan conectándose los distintos rubros, para ser ellos los beneficiarios, por medio de los aumentos de precios, perdiendo de esta manera el objetivo inicial de la medida.
    El acuerdo de precio es razonable si es por tiempo prolongado y en toda la cadena de comercialización, producción, venta y distribución y ademas inspectores eficientes, por el tiempo necesario asta el cambio de mentalidad.

  7. María Teresa dice:

    Y la maniobra de el sindicato de camioneros.?…Me hace acordar al Chile de Salvador Allende…arduas dificultades que pondrán a prueba la astucia, inteligencia y perseverancia
    de los que deben sostener el “buen gobierno” en una sociedad tan compleja.

  8. Isabel Barriga dice:

    Clarito y al pie como siempre compañero. Está claro que el acuerdo de precios es necesario pero insuficiente si no va acompañado de otras medidas que impidan que los más poderosos se apropien de la rentabilidad en forma desmedida. Ahora digo yo ¿qué pasa que una propuesta tan clara como la suya no es llevada a la práctica?. Un abrazo compañero y gracias por explicarnos en lenguaje sencillo los vericuetos de la economía

  9. Juan Carlos Vaca Espinosa dice:

    Estimado Señor Heller:

    La pelea con los costos, es una pelea de todos los días. Creo que no pasaexclusivamente ni por el gobierno, ni por los empresarios. Básicamente constituye un estado de rivalidad y publicidad. Me explico: para que se ató el aumento de las jubilaciones en forma de decreto? Septiembre y Febrero son claves de la inflación. Si las cosas siguen así indudablemente sería mejor hacer que las jubilaciones directamente suban a un 84% móvil y no se siga con aumentos por decreto, ya que eso seguirá este camino, que no es el adecuado.
    Las congelaciones de precios tampoco son el camino. Creo que lo fundamental es meterse en las ganancias de las empresas. Si son pocos los que manejan todo, no es dificil que se los reuna y se revisen las ganancias de las empresas y sin publicidad se logren acuerdos de baja de precios, de mantenimiento de los mismos.
    Las Cadenas nacionales diciendo que la jubilación subirá el mes que viene 20 % hace que los precios suban automáticamente ese porcentaje antes mismo de que el aumento llegue a los bolsillos de los jubilados. Hay negocios que se estan encareciendo tanto por la mano de obra que se esta convirtiendo en inmanejable.
    Todo se traslada al público pero este sistema de decreto hace que TODO suba por decreto. Si bien lo que se pretendió hacer con las jubilaciones en su momento fue bueno. Hoy hay que repensar el tema y hacer que la jubilación se ate porcentualmente tal vez a las ganancias que genera el ANSES, Ya que estan prestando dinero a emprendimientos que generan DINERO.
    Por ejemplo el PROCREAR es un proyecto fantásstico que con dineros de ANSES se presta a gente de clase media (la que siempre paga) para sus viviendas, a una tasa de interes que genera una ganancia. El otro proyecto FORD que generó ganancias y así si se destinan los dineros a emprendedores, vivienda e industrias para sustitución de importaciones. Seguramente esas ganancias engrosarán los fondos de Anses posicionando mejor la jubilación, tal vez llegando gradualmente al 84% sin tanto problema.
    Los comerciantes no queremos aumentar, no queremos que nos suban los precios, porque se desvirtuan todos los valores. Si aplicamos un 20 % a todo, entonces estamos generando una burbuja peligrosa, tanto como la financiera, que va a destruir este modelo,

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