Heller: “El modelo ortodoxo siempre termina igual”

Diario Río Negro | Entrevista
Por Diego Penizzotto

El diputado descree del rumbo económico elegido por Macri. Estima que el resultado será mayor desempleo, caída del salario real y cierre de pymes.

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“El levantamiento del cepo cambiario derivaría en una brutal devaluación, mayor inflación y en la pérdida del poder adquisitivo del salario”. La frase fue extraída de una nota realizada en la primera quincena de octubre del 2015. El entrevistado era Carlos Salomón Heller. Oriundo de Villa Domínguez, en el interior de la provincia de Entre Ríos, Heller es el más destacado cooperativista del país, fundador y actualmente presidente del banco Credicoop.

Su labor como cooperativista va a la par de su militancia política, la cual lo llevó a la banca en la Cámara de Diputados que ocupa desde el 2009.

–¿Qué opinión le merecen las medidas económicas de los primeros 30 días de Macri?

–Mi posicionamiento respecto a este tipo de políticas es conocido desde mucho antes que asumiera este gobierno. Si una devaluación no trae aparejado un cambio de precios relativos, no sirve para nada, porque hay que volver a devaluar. Si usted devalúa, aumentan los precios, y los salarios acompañan esos incrementos, está en el punto de partida.

En este momento hubo un cambio de precios relativos, pero el que falta es el precio del trabajo, el salario. Y entonces se dice “ajustemos los aumentos salariales en base a la inflación ‘futura”, o sea, nos comimos la inflación pasada.

–Con el agravante de que no hay índice de precios oficial…

–No, pero el ministro dijo: “Si me creen, la inflación va a ser del 25%”, es decir que el salto de precios producto de la devaluación es pérdida del poder adquisitivo del salario, o sea, redistribución negativa del ingreso.

El concepto básico de la política de “metas de inflación” que ha adoptado este gobierno indica que el “ancla” es la meta y habrá que aplicar correcciones para alcanzarla, a saber: restricción monetaria, suba de tasas de interés y recorte del gasto. Está en todos los manuales.

No es un fenómeno argentino. Basta con mirar lo que sucede en Brasil. El modelo ortodoxo siempre termina igual: caída del producto bruto, pérdida de poder adquisitivo del salario, desempleo, cierre de pymes. Es un traslado fenomenal de riqueza de un sector a otro.

–¿Qué opina de la modalidad de gobernar por DNU?

–Si hubiera una voluntad de ejercicio democrático, podría convocarse a sesiones extraordinarias en el Congreso. No hacerlo demuestra la decisión de gobernar por decreto hasta marzo. Y cada una de las cuestiones que se han decidido por decreto requiere un profundo debate parlamentario. Es fácil asumir la defensa del espíritu republicano siendo oposición, el tema es demostrarlo cuando uno es gobierno.

–¿Por qué cree que se suspendió la publicación del índice de precios del Indec?

–El famoso IPC Congreso era un índice de precios elaborado por una serie de consultoras, entre las que se encontraba la de Todesca (actual director del Indec). En su consultora tenía cinco empleados y elaboraba un índice nacional, ahora con toda la estructura del Indec no puede publicar el IPC. Pregunto: la consultora de Todesca sigue funcionando, ¿por qué no se toma como referencia el índice de Todesca?

–Usted lo relaciona con la frase del ministro Prat-Gay, cuando dijo que “los sindicatos deberán elegir entre aumentos salariales y empleo”.

–Obvio. Está claro que la intención es ir a paritarias sin una evidencia clara del impacto en los precios de las políticas que se están aplicando y manejar la negociación en el marco de las metas de inflación. El ministro fue muy explícito: “No pidan más, porque eso es a costa de empleo”.

–¿Usted cree que la gestión anterior cometió errores?

–Por supuesto. Mire, le cuento una anécdota: en el 2009, cuando fui por primera vez candidato a diputado por la Ciudad de Buenos Aires, el Frente para la Victoria elaboró una consigna nacional que era “Nosotros hacemos”. Yo no estuve de acuerdo con esa consigna. Me reuní entonces con Néstor Kirchner y acordamos que en la Ciudad nosotros íbamos a ir a la elección con otra consigna, que rezaba: “Por todo lo que se hizo bien, por todo lo que falta”. Yo creo que eso seguía teniendo vigencia en el 2015.

Para mí, la discusión no es lo que se hizo bien o mal, sino el rumbo. Si usted toma lo que se hizo mal para ir exactamente en el rumbo contrario está arruinando todo lo que sí se hizo bien. Lo que hacía falta era corregir.

–¿Un ejemplo concreto de un desacierto?

–Faltó mucho. Por ejemplo, una ley de entidades financieras, una de inversiones extranjeras, una reforma tributaria integral.

El Impuesto a las Ganancias fue un tema muy sensible. El gobierno anterior cometió dos errores: el primero fue no modificar las escalas, lo que generó ciertas arbitrariedades en el 10% de los trabajadores alcanzados, que se sintió maltratado; el segundo fue que comunicó mal los cambios. Si usted toma los $ 15.000 establecidos como mínimo no imponible a mediados del 2013, le aplica la actualización promedio anual de los salarios, más un 25% proyectado para el 2016, se llega a los $ 30.000 que anunció Macri. O sea que la mejora real no existe. La diferencia es la forma en que se publicita.

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