Hasta los medios amigos del gobierno tuvieron que difundir el video del obrero que interpeló a Mauricio Macri, solicitándole que «haga algo» porque «estamos peor». Es totalmente comprensible la actitud de Dante –así se llama el trabajador– pero habría que decir que no es eficiente solicitarle al gobierno que haga algo, porque no tiene intención de avanzar en reclamos como el de Dante. Para que él como tantos otros obreros y obreras y la gran mayoría del pueblo argentino estén mejor, hay que cambiar al modelo, es decir, votar por otro estilo de gobierno que no tenga por objetivo aplicar el ajuste.
Un categórico ejemplo es el reciente «adelantamiento» a marzo del valor del salario mínimo vital y móvil (SMVM) previsto para junio. Por toda explicación, el Ministerio de Producción y Trabajo justificó esta medida «teniendo en cuenta la situación económica actual».
Primero: no se ajusta el monto del SMVM, sino que se adelanta, lo que genera la pregunta de cuándo se volverá a actualizar.
Segundo: en la última ronda paritaria fijada por decisión del gobierno, ya que no hubo acuerdo entre trabajadores y empleadores, fue establecido en aumentos con un valor de $ 10.700 para septiembre del año pasado y de $ 12.500 en junio de 2019 (el valor que se adelanta), un ajuste similar al propuesto por los empleadores. Si actualizamos el monto de septiembre de 2018 por el IPC nacional, el SMVM debería ser en marzo de este año de $ 13.500, y si lo acompañáramos con el aumento de la canasta de pobreza, debería llegar a los $ 14 mil (considerando en ambas un conservador aumento para febrero del 3,5 por ciento). Es decir, los nuevos valores «adelantados» ni siquiera mantienen el poder de compra del SMVM de septiembre de 2018.
Tercero: los trabajadores habían propuesto para septiembre de 2018 un monto de $ 19.600, el último valor conocido en ese momento de la canasta de pobreza para una familia tipo. El costo de esa misma canasta para enero de 2019 llegó a los $ 26.443 y proyectada a febrero, estaría en los $ 27.400: el nuevo valor de SMVM adelantado cubre sólo el 45,7% de la canasta.
Como vemos, la supuesta preocupación del gobierno al adelantar el SMVM no es tal, es sólo una medida electoral más que alimenta la posverdad.
Posverdades macristas
Una verdadera colección de posverdades resultó el discurso de Mauricio Macri en la Asamblea Legislativa este viernes. Por ejemplo, sostuvo que se emprendió un «camino gradual exitoso durante dos años y medio, creció la economía, bajó la inflación, aumentaron las exportaciones, bajó la pobreza y creamos 700 mil puestos de trabajo».
¿De dónde salen los dos años y medio de crecimiento? En 2016 el PBI cayó el 1,8%, se recuperó en el 2017 con un aumento del 2,9%, pero a junio de 2018 (para completar los dos años y medio de los que habla el presidente) el EMAE desestacionalizado (anticipador del PBI) cayó respecto de diciembre de 2017 en un 5,7%, llegando al nivel más bajo desde mediados de 2014. Mucho más alejado de la realidad es la aseveración de que «bajó la inflación», cuando en su mandato los índices fueron superiores a los de los años previos y en 2018 se alcanzó el valor más alto desde 1992. A junio de 2018, comparado con diciembre 2015, la cantidad de asalariados registrados se incrementó en 264 mil: de ellos, cerca de 200 mil son monotributistas, 46 mil empleados públicos y los asalariados privados cayeron en 30 mil. Para llegar a esos 700 mil, debería haber aumentado muy significativamente el trabajo no registrado, es decir, el trabajo de mala calidad, lo cual tampoco sería un buen dato.
Respecto de la pobreza, continuó un enfoque que estrenó hace poco, diciendo que este fenómeno no sólo se mide por lo que los hogares tienen para gastar, sino además en función de tener mayor seguridad, acceso vial, o «cloacas y agua limpia», y resaltó que 1 millón y medio de personas tuvieron acceso a dichas cloacas. No dijo que el gasto de capital para la inversión pública en «agua potable y alcantarillado» se redujo un 30% en términos reales en 2018.
Resaltó la importancia de la educación, detallando que hoy el 70% de quienes reciben el Progresar terminan sus estudios, cuando en 2015 esa cifra, dijo, era del 16% (dato obvio, comenzó en 2014). Pero lo que no dijo es que el Ministerio de Educación acaba de informar que mantendrá los mismos montos que el año pasado para estos programas, lo que indica prácticamente un recorte a la mitad de su valor adquisitivo.
Entre los «avances inéditos» logrados, la mayoría estuvo vinculada a obras de infraestructura, a la «revolución de los aviones», pero no mencionó un solo avance en lo social: es tal el deterioro que ni siguiera intenta edulcorarlo bajo la posverdad.
Al hablar de las pymes, Macri volvió a cometer el mismo error conceptual de hace unos días: la idea es ayudar a las pymes para que «se transformen en grandes empresas». La repetición de tal enfoque, que tampoco es nuevo, indica un profundo desconocimiento del sector y su potencialidad, ya que el tamaño de las empresas les otorga una capacidad de maniobra y otras fortalezas que no tienen las grandes compañías.
No habló de salarios (cuya capacidad adquisitiva cayó un 12% para los privados registrados y un 14% para los no registrados durante 2018), tampoco de salud y apenas mencionó indirectamente la cuestión de la ciencia. De algunos temas, mejor no hablar.
Macri anunció además un aumento para este mes de la Asignación por Hijo (AUH) del 46%, unos $ 600 más, que según varios medios, sería un adelanto por todo el año. Bienvenido sea de parte de este gobierno, pero ya explicamos cómo los «adelantos» son más promoción electoral que una medida efectiva.
Esta decisión abre dos cuestiones significativas. Por un lado, el gobierno accede a una herramienta que no le gusta: los subsidios. Tanto para el aumento de la AUH como para la reciente línea de crédito a pymes con tasa preferencial.
Por otro lado, deja bien en claro las prioridades del gobierno y lo que significa la inserción al mundo, que fue alabada en varias oportunidades en el discurso de Macri. El presidente expresó: «usando la cláusula del acuerdo con el FMI que nos permite reforzar el apoyo del Estado cuando es necesario, hemos decidido aumentar a partir de este mes un 46% la AUH». Se hace porque el FMI lo permite: una indudable prueba de pérdida de soberanía, aun cuando este gobierno comparte las políticas implementadas por el Fondo.
La impronta ideológica no faltó a la cita. Para reforzarla, entre otras cuestiones, el presidente sostuvo que «lograr un equilibrio fiscal en 2020 y 2021 será el acto de justicia social más importante que hayamos hecho en 80 años». Es conocido que el mandatario suele amoldar la historia a su visión, pero no parece un dato menor por dos motivos. Uno de ellos es desconocer las importantes conquistas que lograron los trabajadores y la sociedad en general en muchos aspectos, el derecho a la jubilación, a la indemnización laboral, las vacaciones obligatorias, las convenciones colectivas de trabajo, las mujeres con el voto femenino, las políticas de salud, educación y vivienda instauradas a partir de 1946, y más cerca en el tiempo, todos los avances en temas de género, identidad y orientación sexual.
Por otro lado, al intentar asignar una propiedad que no posee al equilibrio fiscal (en el gobierno macrista asociada a un fortísimo ajuste), se buscan desconocer todas las fuerzas económicas que distribuyen los ingresos y la riqueza, más allá de un determinado resultado fiscal.
Si el ajuste fiscal será el nuevo sistema que guiará la distribución de los ingresos, queda claro que este modelo sólo tiene penurias para distribuir. «