La economía se recupera

Tiempo Argentino | Opinión

Se acaban de dar a conocer los números de cierre de la economía en 2020 y el dato que impacta es la caída de la actividad económica (-10%), toda una muestra de lo que generó la pandemia. El valor es algo más bajo de lo que está plasmado en el Presupuesto (-12,1%). También refleja el impacto positivo que han tenido las políticas públicas, a pesar del acotado margen de acción que dejó el macrismo.

Sin embargo, en algunos medios se habló, tratando de tergiversar la información, de que en 2020 hubo una “histórica caída” de la producción, sólo superada por la de 2002. Habría que decir que aquella fue producto de lo que generaron las políticas neoliberales de los noventa. En cambio, la baja del año pasado fue a raíz de la pandemia sanitaria, un hecho excepcional y que afectó a todos los países del mundo. Dos hechos incomparables.

Esta menor caída respecto de lo proyectado también implica que la economía parte en 2021 de un piso más alto. Y dado que “la rueda” está con mayor movimiento, podría esperarse, de no haber sorpresas con la evolución de la pandemia, un crecimiento bastante más alto que el 5,5% previsto en el Presupuesto, que fue presentado en septiembre pasado, con las incertidumbres del caso.

Los datos reflejan el derrumbe interanual de marzo (-25,4%) y abril (-20%) pero también que a partir de mayo comenzó una recuperación que lleva ocho meses consecutivos, y se sostiene. Esto no implica minimizar la gravedad de lo ocurrido, ni negar la existencia de sectores que aún están muy golpeados. Al respecto, hay que tener en consideración que la capacidad de respuesta argentina no es la misma que la que tienen otros países, que cuentan con mayor margen fiscal y acceso al financiamiento externo: dos de las tantas limitaciones que dejó la gestión anterior. No obstante, los números muestran que en diciembre de 2020 la producción estaba sólo 2,2% por debajo de los niveles de un año atrás, antes del Covid-19.

En cuanto a lo que está ocurriendo en 2021, el último informe del Centro de Estudios de la Producción (CEP) señaló que el año comenzó “con una consolidación de la recuperación observada en la última parte de 2020, en buena medida traccionada por ramas como la industria manufacturera”, que para el último bimestre del año, dice el CEP, no solo había recuperado lo perdido por la pandemia sino que también había logrado ubicarse entre un 4 y un 5% por encima de los últimos meses de 2019. Es decir, que la industria ya está operando a niveles más altos que los valores heredados.

El CEP vincula estos desempeños, entre otras cuestiones, a la recuperación de la demanda, principalmente interna, y a las políticas públicas como el Ahora12, que están alentando el consumo, por ejemplo, de electrodomésticos, con impactos en la producción industrial (siderúrgica, o la industria plástica, en menor medida). También se habla del “impacto de la sustitución de importaciones” ya que, por caso, en enero, los patentamientos de autos nacionales llegaron a representar el 47% de los totales (por encima del 29% de un año atrás). En este rubro hay todo un terreno por recorrer, considerando que la industria automotriz sigue operando con muy bajos niveles de utilización de la capacidad instalada y además existe una baja participación en el contenido de insumos nacionales.

En este marco, el empleo en la industria se sigue recuperando. Según datos del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA), en noviembre de 2020 hubo 8.400 puestos de trabajo más que doce meses atrás, una dinámica que transita su sexto mes consecutivo. No se observaba algo así desde 2015. Aunque, según el CEP, por el lado de los servicios hay actividades que todavía siguen contrayéndose en materia de empleo (por ejemplo, el transporte de pasajeros, la gastronomía o la hotelería).

La recuperación de la economía también se sigue notando por el lado de la recaudación y ya son cinco los meses consecutivos en que crece por encima de la inflación. En cuanto a lo que se gasta, y tal como explica el comunicado del Ministerio de Economía, en enero se dejaron de pagar unos 60 mil millones de pesos como producto de la renegociación de la deuda con los bonistas privados y de la reducción en los costos de financiamiento producto de la normalización del mercado de deuda pública en pesos. Un ahorro importante. Es decir, el plan avanza y no tiene más ajuste que el de la reducción de los pagos de deuda producto de la reestructuración. En este marco, no hay que dejar de mencionar que el miércoles el gobierno licitó títulos para cubrir vencimientos de la deuda en pesos y logró una captación que superó los montos requeridos (situación que viene sucediendo hace ya meses).

Más poder adquisitivo

Si opté por extenderme en mostrar los datos es porque los mismos son importantes para ver que estamos en presencia de una economía que se recupera, mientras se va ordenando y tranquilizando a partir del accionar del gobierno. En México, ante empresarios argentinos, el ministro de Economía, Martín Guzmán, afirmó varias cuestiones importantes. Entre otras, que “necesitamos una política fiscal expansiva para propiciar la recuperación económica, pero también garantizar la sostenibilidad fiscal”. También sostuvo que “en una economía con inflación como la Argentina, la gestión del Estado es fundamental. Todas estas cuestiones de precios y de política de ingresos son fundamentales (…). Hoy tenemos una situación más robusta, para profundizar esta situación vamos en esta línea que definimos y es un objetivo central que esto se refleje en la vida de la gente, que haya una recuperación del poder adquisitivo del salario”. Estos ejes no fueron los que reflejaron los medios hegemónicos, aunque, desde mi punto de vista, son esenciales.

Esto no quiere decir que los temas de fondo estén solucionados. En todo caso, lo que hay que ver es el rumbo, con todas las complejidades que se presentan mientras se trata de avanzar. Desde las dificultades para sancionar ciertas leyes, hasta las fuertes resistencias que muestran algunos sectores para acatar las regulaciones vigentes. También se visualizan en la dinámica de la inflación, muy vinculada a los intentos de apropiarse del producido de la reactivación. Tampoco se puede validar que se busque trasladar la suba de los precios internacionales de los alimentos a la mesa de los argentinos y las argentinas. En los primeros días de febrero, en Tucumán, el presidente Alberto Fernández fue claro al remarcar que se tiene que lograr que “los precios internacionales no se vuelvan en desmedro de los argentinos” y explicó que “cuando uno dice que hay que cuidar la mesa de los argentinos, uno lo que dice es que hay que cuidar el bolsillo de la gente y que esto (el crecimiento del país), que es glorioso y venturoso, no se nos vuelva en contra”.

La puja distributiva va a estar presente todo el tiempo sobre la mesa, y entonces el tema de precios y salarios será una de las claves para que este plan sea exitoso. El Presupuesto —y el correspondiente manejo del conjunto de las variables— está pensado sobre la base de que los ingresos fijos vayan por encima de los precios.

Esta orientación permitirá, además, que junto con los mejores ingresos impositivos, las jubilaciones en términos reales también crezcan y eso a su vez vaya realimentando el proceso de reactivación económica. Una rueda virtuosa que se encuentra apalancada en las diversas políticas que lleva adelante el gobierno nacional.

Nota publicada en Tiempo Argentino el 28/02/2021

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