Gobierno a la ofensiva

Perfil | Opinión

Por Carlos Heller

En los días previos a la elección, la oposición política, económica y mediática insistía con un pronóstico apocalíptico: tras un eventual mal desempeño electoral, se aceleraría el comienzo del fin de la experiencia del Frente de Todos. Íbamos hacia una crisis sin precedentes. Todo iba a volar por los aires.

Incluso el expresidente Macri anticipaba temerariamente el inicio de una transición entre el actual gobierno y otro de signo opositor que se impondría dentro de dos años. De acuerdo con esta perspectiva, habría terminado un ciclo y sólo restaría esperar hasta 2023 para elegir otro nuevo. Tan insostenible es el argumento que hasta el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires afirmó lo contrario: “no hay ninguna transición porque hay un gobierno electo hasta 2023”.

Pero lo que dijo el expresidente no es una afirmación aislada: tiende a expresar la concepción con la que actúa un amplio arco de esa oposición política, económica y mediática. Según ella, un gobierno que no gana las elecciones de medio término es un gobierno agotado. De ese modo, intentan avanzar con un nuevo capítulo del relato: a la supuesta ausencia de plan económico, ahora le suman la conjetura del abrupto final de la actual gestión gubernamental.

En este escenario, el oficialismo lejos de “festejar su derrota”, como dice la oposición, lo que celebra, entre otras cosas, es la recuperación parcial de una parte del electorado que no había ido a votar en las PASO. En la provincia de Buenos Aires, por ejemplo, el Frente de Todos aumentó su caudal de votantes en casi 600 mil votos. También se confirmó que el Frente de Todos seguirá siendo la primera minoría en la Cámara de Diputados.

Pero, además, un gobierno sólo termina cuando finaliza el periodo para el que fue elegido. Por ello, ante las afirmaciones opositoras, la respuesta oficialista fue intensificar su gestión: de allí que haya tomado la iniciativa la misma noche del domingo en la que se anunciaron los resultados electorales.

Primero, a través de un mensaje del Presidente fijando los ejes de la acción gubernamental futura; segundo, mediante la presencia del primer mandatario en el comando de campaña, junto a los principales referentes del Frente de Todos —con la sola ausencia de la vicepresidenta por razones de salud— poniendo en escena nuevamente la unidad plena del espacio.

Alberto Fernández, en ese mensaje, anunció el envío al Parlamento de un plan plurianual que “contemplará los mejores entendimientos que nuestro Gobierno haya alcanzado con el staff del FMI sin renunciar a los principios de crecimiento económico e inclusión social”. Y agregó que “es una decisión política que cuenta con el pleno aval del Frente de Todos”. Lejos del ajuste, se trata de un plan que aspira a liberar recursos para un programa de desarrollo nacional con la gente adentro.

El Frente de Todos ha tomado una posición de ofensiva. El acto del miércoles, por la celebración del Día de la Militancia, fue otro hito en la consolidación de ese proceso de unidad con la participación de la CGT, las dos CTA, los movimientos sociales y los distintos sectores políticos que integran la coalición gubernamental. Allí el Presidente afirmó que “nos quedan muchas batallas por dar: terminar con el problema de la deuda, enfrentar a los formadores de precios, de una vez por todas controlarlos y decirles basta”.

Ello sucede en un contexto en el que se profundiza la recuperación económica y la mejora gradual en una serie de indicadores sociales. Comparado con un año atrás, mejoró el salario real y se generaron 326.900 nuevos puestos de trabajo registrado; la capacidad instalada utilizada alcanzó en septiembre de este año casi el 67%; hacia el final de 2021 habrá crecido cerca del 10% el PBI, recuperando casi todo lo perdido en el 2020.

Hay gobierno, hay plan, hay unidad y hay confirmación del rumbo. Tenemos dos años por delante para acelerar la construcción de un modelo de país con inclusión social.

Nota publicada en Perfil el 21/11/2021

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