Lo real y la especulación

Tiempo Argentino | Opinión

Por Carlos Heller

Ningún análisis de la coyuntura debe perder de vista el punto del cual venimos, las dificultades internas y el mundo en el que estamos inmersos. Con esto en mente, en la semana se comenzará a tratar el proyecto de ley de Presupuesto en el Parlamento, que parte de la estimación de que este año la Argentina va a crecer un 4%, tras el 10,4% del 2021, mientras que para 2023 se contempla un escenario de crecimiento del 2%. Si se lograran estos pronósticos, sería un dato altamente positivo, más aún en un entorno internacional en el que día a día las proyecciones se revisan a la baja.
Hay que apuntar a que este proceso no se detenga, pues enfrenta varios desafíos. El editorial de un medio especializado tituló: “Una economía que crece, una desocupación que baja, y un CCL (Contado con Liquidación) que no para”, una buena forma de resumir que actualmente existe una tensión entre el desenvolvimiento de la economía real y lo que pretende la especulación. Lo que hay que regular es lo segundo, para no restringir el crecimiento de la actividad y el empleo.
De hecho, los datos recientes del mercado de trabajo indican que no solo la tasa de desocupación se redujo del 9,6% en el segundo trimestre de 2021 al 6,9% en igual periodo de 2022, sino que también descendió la tasa de subocupación del 12,4 al 11,1% en el mismo lapso. Esta última mide la proporción de personas que trabajan menos de 35 horas semanales y desearían trabajar más.
Es interesante señalar que también creció la “tasa de actividad”, es decir, la cantidad de personas que tienen una ocupación o que, sin tenerla, la están buscando activamente; también creció la “tasa de empleo”, que mide la cantidad de personas que tienen una ocupación. Ambas tasas medidas sobre la población total. Estos datos indican que el mercado laboral pudo absorber esa mayor población en condiciones de trabajar y además se redujo la cantidad de desocupados con respecto al año pasado. Este desempeño se diferencia de los contextos de ajuste, en los que caía el desempleo pero por el llamado “efecto desaliento”: gente que ya no buscaba trabajo por considerar que no lo iba a encontrar.
Los datos de distribución del ingreso, por su parte, muestran que en el segundo trimestre de 2022 se registró una disminución en la desigualdad con respecto a igual periodo de 2021. El coeficiente de Gini, el cual se encuentra entre 0 y 1 e indica menor desigualdad cuanto más cerca de cero está, disminuyó del 0,434 al 0,414 en el periodo mencionado, una reducción importante. Cabe destacar que también cayó la brecha de ingresos entre los dos extremos de la población: la diferencia promedio entre el 10% que más gana y el 10% más pobre respecto del ingreso per cápita familiar se redujo a 16 veces, cuando en igual periodo del año anterior fue de 20 veces.
Por su parte, los números de la evolución del PIB del segundo trimestre de este año dan cuenta de una mejora del 6,9% con respecto a igual periodo del año anterior y de un 1% con respecto al primer trimestre 2022, sin estacionalidad. Resaltan las variaciones anuales del Consumo Personal del 10,7%, y de la inversión, del 18,8%.
Siempre dije que sólo con el crecimiento no alcanza para mejorar las condiciones de vida de los argentinos y las argentinas, pero también sostengo que sin crecer y sin un Estado presente es imposible aspirar a hacerlo.
Las políticas actuales resultan vitales para tratar de recomponer el poder adquisitivo de ingresos y apoyar el fortalecimiento del mercado interno. Y si bien los desafíos son múltiples, y aqueja la inflación, lo que hay que hacer es fortalecer el actual proyecto. Trabajosamente se está ordenando el endeudamiento inviable que dejó Juntos por el Cambio. Se está poniendo en orden la macroeconomía recomponiendo las reservas y tratando de darle previsibilidad a las distintas políticas. Esta estrategia tendría que expresarse tarde o temprano en mayores mejoras en las condiciones de vida de la población.
Respecto de la especulación con el “dólar financiero” y con el ilegal, fueron las herramientas preferidas para tratar de instalar zozobra. Pero no las únicas: por caso, el pronóstico de que una medida concreta del Banco Central (de no permitir que las empresas que comercializaron por el dólar soja a $ 200 accedan al dólar MEP o CCL) interrumpiría la liquidación de la cosecha, solo resultó ser una expresión de deseos. Hasta el viernes, el Central ya llevaba acumuladas compras netas de divisas por más de U$S 3300 millones por el Programa de Incremento Exportador. Faltando una semana para que expire la medida, ya se había superado la meta proyectada de liquidaciones de soja por U$S 5000 millones.
No se comentó demasiado, pero a partir de ello se pudieron afrontar sin problemas los dos pagos realizados al Fondo Monetario Internacional, por un total de U$S 2590 millones. Los mismos serán compensados en las próximas semanas, cuando el Directorio del organismo trate el desembolso de U$S 3900 millones en el marco de la segunda revisión del acuerdo, que ya tiene el visto bueno del staff técnico.

Asamblea General de la ONU
En el marco de la 77° Asamblea General de las Naciones Unidas que se realizó esta semana en Nueva York, el presidente Alberto Fernández mantuvo un encuentro con la Directora del Fondo, Kristalina Georgieva. Entre otras cuestiones, Fernández le solicitó una solución al problema de las sobretasas, y Georgieva expresó su voluntad de poner ese tema en debate en la próxima reunión de directorio de ese organismo.
No es un tema menor en un contexto como el actual. El costo de endeudamiento para países como la Argentina se calcula a partir de la tasa de interés de mercado del FMI, que a su vez está influida por las de los principales países, la mayoría de los cuales están en un sendero de subas. Es sobre esta base que se agregan luego unos 300 puntos básicos de sobretasa en los préstamos que sobrepasan la cuota permitida a cada país (es el caso de la deuda heredada por el actual gobierno). A modo de comparación: la Reserva Federal de Estados Unidos acaba de establecer un nuevo aumento de la tasa de referencia, el quinto consecutivo, situándola en el rango de entre el 3% y el 3,25%, el nivel más elevado desde principios de 2008.
Justamente, el pasado 26 de agosto expertos de primer nivel de la ONU enviaron una carta a la titular del FMI en la que le piden revisar su política de sobrecargos. Alertan que el esquema actual “afecta negativamente a los Derechos Humanos” y aseguran que “se trata de una estrategia contradictoria e incoherente con respecto a los objetivos de lograr la sostenibilidad de la deuda en el futuro”. De acuerdo a los firmantes de la nota, “en lugar de prestar asistencia, los recargos se duplican sobre países que ya se enfrentan a grandes restricciones de liquidez y que están a punto de incumplir el servicio de las cargas de su deuda”.
En el caso de nuestro país, que está tratando de fortalecer sus finanzas públicas y sus reservas sin recurrir a las tradicionales políticas de ajuste, sería muy beneficioso y un importante avance que se lograra un entorno internacional más justo, que beneficie principalmente a los países de bajos ingresos y a los emergentes.

Nota publicada en Tiempo Argentino el 25/09/2022

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