Aporte Solidario y Gasoducto Néstor Kirchner: dos caras del mismo proyecto

Ámbito Financiero | Opinión

La inauguración oficial del Gasoducto Presidente Néstor Kirchner, a partir de la finalización del primer tramo, es un verdadero orgullo para la Nación. Pero también es motivo de orgullo, principalmente para los parlamentarios del Frente de Todos, que se hayan utilizado para su financiación parte de los fondos del Aporte Solidario y Extraordinario para ayudar a morigerar los efectos de la Pandemia (ASEP), ley sancionada en diciembre de 2020.

Quienes critican de manera infundada la obra del gasoducto realizada por el Gobierno, fueron los mismos que criticaron, también infundadamente, el Aporte Solidario y votaron en contra del proyecto. Argumentaban que no iba a ser eficiente, que era inconstitucional, que iba a ser sólo un gran negocio para contadores y abogados. Nada de ello se cumplió: se recaudaron algo más de $250.000 millones, cerca de u$s2.700 millones.

Cabe resaltar que, en marzo de 2022, bajo un concepto similar al del ASEP, ante la propuesta de la Unión Europea la mayoría de sus países incorporaron impuestos “a las ganancias caídas del cielo”, principalmente sobre las empresas alimenticias y de energía. Naciones como Austria, Alemania, y Francia aplicaron tasas de un 90% sobre rentabilidades consideradas excesivas y otros Estados aplicaron diversas medidas con el mismo espíritu.

Nuestro Aporte Solidario previó destinos precisos para los recursos recaudados y, entre ellos, un 25% para la producción y distribución del gas por redes, que se asignó casi exclusivamente al Gasoducto N.K.: fueron más de $60.000 millones. Otros destinos son igualmente importantes: el 20%, para el fortalecimiento del sistema de salud. Los recursos del ASEP representaron alrededor del 40% de lo invertido en la vacunación contra el covid-19 en el 2021.

Otro 20% se destinó a subsidios a las MiPyMEs: el ASEP recaudó un 54% de los recursos destinados durante el año 2021 a los programas REPRO 2. Otro 20% para las becas Progresar, que permitió, entre otros objetivos, aumentar sustancialmente el monto de las becas y más que duplicar la cantidad de becarios/as, alcanzando a más de un millón. Y un 15% se destinó al Fondo de Integración Socio Urbana (FISU), que permitió aprobar 230 proyectos de infraestructura que están beneficiando a más de 55.000 familias de 279 barrios populares.

Volviendo al tema energético, el Gasoducto Néstor Kirchner y el desarrollo que están teniendo Vaca Muerta y otras áreas, como por ejemplo YPF Luz, no hubiesen sido posibles si en 2012 no se hubiese recuperado YPF.

En definitiva, se trata de la gran diferencia entre los dos modelos. Uno es el privatizador, el del “Estado canchero”, cuyo objetivo es mejorar la rentabilidad de los grandes conglomerados empresariales, y que propone bajar impuestos para achicar el Estado.

Tanto el Gasoducto como el Aporte Solidario que impulsamos con Máximo Kirchner son parte del otro modelo: el de un Estado activo, que redistribuye el ingreso, genera políticas sociales específicas de bienestar e invierte para mejorar la estructura productiva y cambiar la matriz de actividad económica hacia actividades que generen más valor agregado (y por lo tanto más trabajo) y un mayor ingreso de divisas.

Nota publicada en Ámbito Financiero el 11/07/2023

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