Necesaria unidad

Tiempo Argentino | Opinión

El principal y repudiable suceso de esta semana, la decisión de la Corte Suprema que confirma la condena a Cristina Fernández de Kirchner, merece ser analizado desde distintas aristas.

Por un lado, lo que yo denominaría Crónica de una muerte anunciada es un hecho previsible, no porque sea justo, sino por cómo lo anticiparon ciertos voceros mediáticos y por cómo se dieron los acontecimientos. Que algunos medios de comunicación informaran días antes lo que terminó pasando, elimina cualquier presunción de imparcialidad que un fallo debería tener.

El “Sistema Judicial Argentino” (que no es lo mismo que la justicia) actuó en representación de un sector, minoritario pero poderoso, que pretende edificar un país sin el protagonismo político y social de los sectores populares. Un país para muy pocos y con una mayoría de excluidos.

Para avanzar con este proyecto deben sortear una serie de obstáculos: al Congreso y sus espacios de debate, a los intelectuales y a los artistas críticos, a los movimientos sociales que cuestionan el orden injusto, a los periodistas que honran su profesión, y a los dirigentes políticos que se mantienen fieles a la representación de sus bases. Es Cristina quien sintetiza y le puede dar una dirección común a ese conjunto amplio y diverso de actores movilizados.

En rigor, a Cristina no la están condenando por la causa de Vialidad, sino por lo que se hizo durante 12 años de gobierno, cuando se modificó –en la medida de lo permitido por la correlación de fuerzas— la estructura productiva y distributiva, entre muchas otras decisiones que beneficiaron a amplios sectores de la sociedad.

El objetivo de hacer a un lado a Cristina está en consonancia con la búsqueda de profundizar un modelo económico y social inviable. Como lo mencionó en una de sus intervenciones recientes la ex presidenta: “esto ya lo vivimos”. Ya lo intentaron en los ’70 con Martínez de Hoz; en los ’90 con Menem; y a partir del 2015 con Macri. Ahora lo ensayan con Milei. Pero, a diferencia de esas otras experiencias, el actual Presidente se encarga de decirlo con todas las letras: “Amo ser el topo dentro del Estado, yo soy el que destruye el Estado desde adentro”; “es verdaderamente aberrante la idea de la justicia social”; “la justicia social lo primero que hace es violentar la igualdad ante la ley, porque a algunos les quita y a otros les da, y eso antes está precedido de un robo, porque los impuestos no se pagan voluntariamente, se pagan a punta de pistola, a cambio de que si no los paga uno, va preso”. No hay que adivinarlo a Milei. Es claro cuando dice lo que piensa, no disimula.

Al presidente no le tiembla el pulso a la hora de dejar todo en manos del mercado, una decisión que implica necesariamente la apropiación de la riqueza por parte de unos pocos.

Sin embargo, los procesos políticos nunca son lineales. Siempre se está frente a la oportunidad de crear construcciones lo más amplias posibles que le puedan poner un límite a este cruel experimento anarcocapitalista.

Los diversos encuentros que tuvieron lugar esta semana, de los que participé, contaron con un denominador común: un clima de unidad ante la injusticia de la proscripción y de las políticas del gobierno. Estuvieron presentes gobernadores, representantes de todas las provincias, dirigentes y legisladores de los partidos de Unión por la Patria, movimientos sociales, sindicales, entre otros. En paralelo, puertas afuera se dieron movilizaciones espontáneas, que continúan, y que también replican lo que ocurrió hace unos días cuando estábamos sesionando los/as diputados/as en el Congreso de la Nación, debatiendo temas de suma importancia para los segmentos más vulnerables de la sociedad, como los jubilados y las personas con discapacidad.

La marcha de la economía

Mientras tanto, la economía real sigue mostrando signos de debilidad.

La actividad industrial, uno de los sectores más castigados desde el comienzo de la era Milei, se ubicó durante el primer cuatrimestre del 2025 casi un 10% por debajo de igual periodo de 2023. Si bien registró un crecimiento del 7,4% interanual, hay que tener en cuenta que en 2024 la industria estaba en su peor momento desde la pandemia sanitaria.

A nivel sectorial, y también comparando con 2023, todos los rubros se encuentran por debajo de ese año, excepto “otros vehículos de transporte”, que excluye automotores y “productos del tabaco”, dos sectores de poca envergadura y volátiles.

Por otro lado, cabe mencionar que en la encuesta de expectativas de la industria, según el último dato, un 29% de quienes respondieron planea reducir su dotación, 8 puntos porcentuales más que en el informe del mes pasado.

El caballito de batalla del gobierno, la inflación, registró un valor del 1,5% mensual en el mes de mayo, según el IPC Nacional que publica el INDEC. Sería deseable que se lograran estos valores inflacionarios pero sin pagar el actual costo en términos de actividad económica y de bienestar de la ciudadanía y sin incurrir en la hipoteca que se está gestando. Principalmente la relacionada con la vuelta a la dinámica de endeudamiento en dólares y salida de capitales, en el marco de una significativa apreciación del peso argentino, uno de los principales bastiones de la estrategia antiinflacionaria.

Según datos del Balance Cambiario del BCRA, la formación de activos externos de las personas físicas ascendió en abril a 2247 millones de dólares, un reflejo del impacto de las medidas de liberalización respecto del dólar, implementadas a mitad de ese mes. En todo marzo la categoría había contabilizado apenas 47 millones de dólares.

Respecto de los anuncios de la profundización de la fase de endeudamiento en dólares, en la semana se realizó una operación de REPO con un conjunto de bancos internacionales de primera línea por 2000 millones de dólares. Además, el 28 de mayo se adjudicaron 1000 millones de dólares del BONTE 2030 exclusivos para inversores extranjeros (por primera vez después de siete años), y se amplió la emisión el viernes pasado en 500 millones de dólares, habilitándose también la participación a residentes.

Es la historia repetida de los gobiernos neoliberales, que dan vía libre a que se vayan los dólares del país pero dejan consigo un tendal de deuda.

Estamos a tiempo, podríamos estar ante un punto de inflexión que daría lugar a un “dique de contención” ante los avances de este modelo aperturista, desregulador, y de destrucción de lo público que intenta consolidarse. El límite material concreto, a mi juicio, es octubre. Si con un buen resultado en las urnas pudiéramos garantizar que no se pueda gobernar por decreto y que las leyes que propone el Congreso no puedan ser vetadas, habremos ganado una batalla importantísima.

Nota publicada en Tiempo Argentino el 15/06/2025

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