Tiempo Argentino | Opinión
Desde que asumió, el actual gobierno nacional ha venido aplicando un duro ajuste fiscal y monetario que busca “enfriar” la economía y reducir tensiones en el frente de los precios. Esta estrategia no está exenta de costos, que pueden ser traducidos en el cierre de empresas, en mayor desempleo y en una caída de los ingresos de la población, entre otros.
Luego de un primer semestre en 2024 de fortísimo ajuste (que no menguó posteriormente) la administración libertaria se abocó a alcanzar su objetivo de mantener baja la inflación, con miras a tener un buen resultado en las elecciones de octubre, y de esa forma terminó desatendiendo otras cuestiones, tan o más relevantes. Es lo que podríamos llamar: “frazada corta”.
El ajuste afecta a la actividad económica. Los últimos datos del Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE) muestran signos de estancamiento. El indicador registra una variación mensual promedio nula en los últimos 3 meses, posicionándose en mayo en idéntico nivel que en febrero.
La “frazada corta” también perturba al frente externo, dado que el mecanismo de mantener el tipo de cambio real apreciado (evitando que suba el valor del dólar) es una táctica más para aplacar los precios, pero repercute negativamente en la balanza comercial y debilita la posición de Reservas.
No obstante, el FMI sigue brindándole apoyos a este gobierno. El jueves el personal técnico del organismo aprobó la revisión para el desembolso de U$S 2000 millones, correspondiente al segundo tramo del nuevo acuerdo firmado en abril de este año. Sólo resta el visto bueno definitivo del Directorio, que se reuniría a fines de julio.
El comunicado se deshizo en elogios a las políticas y al “compromiso” de la actual administración y menciona que “la expansión económica ha continuado y la pobreza ha seguido disminuyendo”. A su vez, señala que “Argentina logró volver a los mercados internacionales de capital antes de lo previsto”. Referencias que distan mucho de reflejar la realidad de nuestro país.
En efecto, el tono del mensaje contrastó con el habitual reporte del Fondo sobre el sector externo de sus países miembros, publicado esta semana. Para Argentina, sostiene que “a pesar de los avances recientes, las vulnerabilidades externas siguen siendo elevadas (…) y la posición de activos de reserva neta del banco central se mantiene críticamente baja”.
Continúa el reporte: “siguen siendo necesarias políticas macroeconómicas restrictivas para lograr una balanza comercial sólida y la acumulación de reservas”. Es decir: la recomendación es seguir profundizando aún más el ajuste, para, entre otros efectos, contraer las importaciones y de esa forma tener más dólares disponibles para aumentar las Reservas.
También se sostiene que la evaluación “está sujeta a una incertidumbre excepcionalmente alta y depende de la implementación de reformas estructurales que impulsen la competitividad y la productividad”. La forma de asegurarlo, como dio a entender la directora gerente del FMI en abril de este año, es a través de un buen desempeño electoral del gobierno que allane el camino para avanzar rápidamente con las reformas.
Cabe comentar que los “costos” hacen mella en la opinión de la ciudadanía. Según la consultora Zuban Córdoba, quienes se definen como “antimileístas” pasaron del 48,6% en mayo de 2024 al 53,6% en julio de este año. Por su parte, las personas que se consideran “mileístas” recorrieron el camino inverso, pasaron del 42,3 al 28,1 por ciento. En tanto, la porción de los que “no saben”, comúnmente llamados “indecisos”, subió del 9,1 al 18,3% en igual periodo. Estos datos parecen indicar que se está sintiendo cada vez más el desgaste social que inevitablemente trae este modelo.
Palabras que lo dicen todo
La persona propuesta por Donald Trump como futuro embajador de Estados Unidos en la Argentina, Peter Lamelas, declaró ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado estadounidense, expresando opiniones que son de altísima gravedad institucional y requieren de una respuesta contundente por parte de la totalidad del sistema político argentino.
Lamelas señaló: “tenemos que seguir apoyando a la presidencia de Milei durante las elecciones de mitad de mandato y hasta el próximo período”. Más franqueza imposible. Los dichos confirman una cantidad de sucesos que han venido ocurriendo, entre ellos, el apoyo decisivo del gobierno de Estados Unidos para que Argentina reciba un nuevo financiamiento del FMI, que si no fuera por motivos políticos muy probablemente su Directorio habría rechazado.
Sobre Cristina Fernández de Kirchner, el embajador propuesto dijo: “mi papel es asegurarme de que (…) reciba la justicia que bien merece”. Una frase que deja al descubierto la grave injerencia en los asuntos internos de nuestro país, y que llamativamente sólo fue repudiada por algunas fuerzas políticas. El bloque de Unión por la Patria presentó un proyecto en Diputados para declarar “Persona No Grata” al señor Lamelas por sus declaraciones. En los fundamentos se expresa, entre otras tantas razones, que “las declaraciones de Lamelas desconocen el más elemental principio de soberanía popular. En las democracias representativas las decisiones las toman quienes han sido elegidos para ello y no fuerzas externas que sólo podrían hacerlo sosteniendo sus decisiones en la fuerza”, para luego indicar que “se está afectando directamente el respeto mutuo que debe primar en las relaciones diplomáticas entre Estados soberanos, al emitir juicios de valor sobre la política interna argentina, sus instituciones y figuras políticas”.
También desde el Partido Solidario (PSOL) señalamos que se trata de una inadmisible intromisión extranjera en los asuntos internos de nuestro país. Ninguna nación tiene legitimidad para intentar limitar ni opinar acerca de las negociaciones de la Argentina y las provincias que la componen, como cuando Lamelas plantea “viajar a todas las provincias y tener diálogo, y tener una verdadera asociación con esos gobernadores”. Un comentario que no parece casual, a la luz de la explícita alusión que hizo el funcionario a los recursos naturales de nuestro país (que son propiedad de las provincias): “trabajaré para garantizar que los recursos de la Argentina, su energía y sus minerales críticos, beneficien a ambas naciones”.
Desde el PSOL alertamos que “lo que hoy genera sorpresa por el modo directo con el que se anuncia el quiebre del principio de soberanía puede naturalizarse si no hay un pronunciamiento claro y masivo en contra de este tipo de intervenciones ilegítimas”.
Esta clase de declaraciones van más allá de quién las realiza y representan la visión del gobierno norteamericano. Cuesta encontrar algún aspecto mencionado por Lamelas que no esté en concordancia con lo que dice y hace el gobierno argentino, en sintonía con el alineamiento incondicional que profesa constantemente el presidente Javier Milei respecto de Estados Unidos e Israel.
En octubre se definen muchas cuestiones. Si el oficialismo logra consolidar en las urnas su proyecto, el modelo actual se va a profundizar, se agudizarán sus “costos”, y cada vez será más difícil volver atrás.
Por eso, urge fortalecer una construcción política que ponga freno al modelo de ajuste y primarización que pretende instalar este gobierno. Un modelo que va en contra de la soberanía nacional y del bienestar de las grandes mayorías.