Un Presupuesto para “redoblar” el modelo

Página/12 | Opinión

El proyecto de ley de Presupuesto 2026 que el Presidente presentó en sociedad por cadena nacional está en línea con el discurso posterior a la derrota de La Libertad Avanza en las elecciones bonaerenses: no moverse un “milímetro” de lo que se ha venido haciendo en todo este tiempo.

Como la palabra lo indica, el Presupuesto parte de supuestos macroeconómicos. Sobre ellos se prevé la evolución de las principales variables para el año próximo. Si el punto de partida es irreal, es muy probable que se arribe a un lugar que no tenga nada que ver con la realidad.

Es un proyecto repleto de inconsistencias. Por ejemplo, para este 2025 se pronostica un fuerte crecimiento del consumo privado (10,2%), por encima de lo que crecería la actividad económica (5,4%). Cuesta ver cómo podría ello suceder, a la luz del deterioro de los distintos indicadores. En particular, en el segundo trimestre del año, de acuerdo con la reciente información del Indec, el consumo privado cayó un 1,1% con relación al trimestre anterior; y otros datos estadísticos posteriores refuerzan esa tendencia a la baja. Para los próximos años, incluido 2026, se espera un aumento del consumo privado inferior al crecimiento del PIB.

Los supuestos de inflación y tipo de cambio son también difíciles de validar. Para fin de 2025 y 2026 se espera un tipo de cambio inferior al de la actualidad. De cumplirse, generaría un fuerte atraso de competitividad, mayor aún al que estamos viviendo. Similar es el tema de la inflación: para llegar al 24,5% en 2025 se necesitaría que los meses de septiembre a diciembre de este año arrojen un promedio mensual del 1,1%. Para 2026, el 10,1% estimado para todo el período requiere que, en promedio, todos los meses arrojen un 0,81% de inflación. Salvo que el gobierno proyecte una economía en recesión con caída de la demanda interna, que no permita “convalidar” aumentos (lo cual no sería el caso, ya que se prevé un crecimiento del PIB del 5% para el año que viene), resulta difícil ver cómo se alcanzaría dicho valor.

Más ajuste

Al inicio de su alocución, Milei comentó que “ningún país del mundo puede funcionar correctamente sin un Presupuesto equilibrado”, pero más adelante, indicó sobre la historia de “defaulteador serial” de Argentina: “motivo por el cual los mercados nos castigan, aún siendo uno de los cinco países en el mundo que tienen equilibrio fiscal” (en realidad son 30, según datos del FMI). En base a este criterio, todos los demás países no podrían funcionar. Entre los que presentan déficit fiscal, que son mayoría, se encuentran Estados Unidos, China y Brasil, que cerrarían el año con un déficit financiero de 6,5%, 8,6% y 8,5% del PIB, respectivamente.

En otro pasaje de su discurso del lunes el Presidente afirmó que “la prioridad de este Gobierno, tal como siempre dijimos, es el capital humano”, una frase que no se condice con lo hecho hasta el momento. Las promesas de más gasto, de eventualmente concretarse, se muestran exiguas, y no revierten en nada el ajuste realizado.

De hecho, en el articulado del proyecto se deroga el artículo 9º de la Ley Nº 26.206, mediante el cual se garantiza que lo destinado exclusivamente a educación no será inferior al seis por ciento (6%) del PIB. Se elimina también, entre otros, el piso del financiamiento garantizado para el Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación y el mínimo establecido para el Fondo Nacional de la Defensa. Conquistas históricas que son el resultado de intensas luchas y que no pueden ser barridas de un plumazo. Es para destacar la resistencia que se hizo sentir el miércoles, con la masiva movilización en defensa del Financiamiento Universitario y la Emergencia Pediátrica (Garrahan), así como el rechazo en la Cámara de Diputados a los vetos presidenciales a estas dos leyes, que ahora deberá tratar el Senado.

A su vez, el artículo 73 del Presupuesto elimina el mecanismo de actualización automática para la Asignación Universal por Hijo y el resto de las asignaciones familiares. También el artículo 72 deroga la ampliación del régimen de zona fría, ley votada en junio de 2021, y los beneficios a las tarifas del gas que otorgaba. Nuevos golpes a los sectores más vulnerables que el gobierno dice querer proteger.

Desde el punto de vista del funcionamiento de la democracia, la presentación del Presupuesto por cadena nacional es un símbolo de la poca importancia que este Poder Ejecutivo le da al Parlamento y al rol de las instituciones en general. En rigor, pareció ser una puesta en escena del gobierno para tratar —infructuosamente— de recuperar la agenda y revertir la desaprobación social. Sin embargo, no hay que perder de vista lo importante: que el objetivo último, la profundización del ajuste, no se modifica.

Nota publicada en Página/12 el 21/09/2025

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