En la columna del domingo pasado abordé el tema de la restricción externa, refiriéndome principalmente a las tensiones que se generan en el saldo del comercio de mercancías. Pero también se generan otras tensiones importantes, que impactan sobre las reservas internacionales, como son la menor liquidación de granos, el cada vez más alto déficit de turismo y viajes, y la reducción de la prefinanciación de exportaciones e importaciones en dólares, que desde hace un tiempo comenzó a realizarse en pesos, sin ingresar divisas del exterior.
En el caso de la soja se han lanzado estimaciones que llegan a los 16 millones de toneladas por vender. No es un número menor, ya que de confirmarse esta proyección, a los precios actuales se estaría hablando de un valor cercano a los U$S 7400 millones, la quinta parte del stock actual de reservas. En el caso de turismo y viajes, según los datos del Balance Cambiario del BCRA, el primer semestre presentó un déficit de U$S 4480 millones, generado por mayores viajes al exterior y menor ingreso de turistas extranjeros, a la vez que parte de los dólares que traen estos se volcaron a alimentar el mercado ilegal.
Muchas de estas conductas han sido influidas en gran parte por las «expectativas devaluatorias» que muchos economistas de la oposición y algunos medios se encargan de generar.
En la semana, el BCRA colocó un estricto límite al financiamiento en pesos que los bancos destinan a los grandes exportadores. Esta normativa, si bien no lo expresa, está orientada hacia las grandes cerealeras, ya que las impulsa a recurrir al fondeo en dólares del exterior y libera al mercado crediticio interno más de $ 15 mil millones que podrán dedicarse a otras financiaciones, quitando presión sobre los costos del financiamiento en moneda local. Se trata de una evidente orientación del crédito con beneficios para la política económica nacional.
Las opiniones de varios economistas sobre el tema de la evolución de reservas y sus causales, muchas veces se parecen al «realismo mágico» de la literatura y el cine, metáforas utilizadas para esconder el verdadero componente ideológico que poseen. Roberto Lavagna aseguró que el «verdadero valor del dólar» es el paralelo y advirtió que el gobierno no quiere aceptar una devaluación de hecho, ya establecida por el mercado financiero (El Cronista, 7/11/13). El comentario reconoce como voluntad del mercado financiero la cotización de un mercado ilegal del dólar que sigue resultando marginal con relación a los cerca de U$S 85 mil millones por exportaciones, más U$S 76 mil millones de importaciones, que se transarán este año en el mercado oficial, entre otras tantas operaciones.
En sintonía con lo anterior, para Martín Redrado tenemos «un Banco Central vacío de contenido y sin posibilidad de darle previsibilidad cambiaria a la gente» (El Cronista, 29/10/13). Implícitamente deja saber que sigue pensando en la relación entre reservas internacionales y base monetaria, el esquema de la Convertibilidad, y evidencia que, según su concepción, las importantes medidas en la orientación del crédito y la ampliación de los servicios bancarios a localidades de menor desarrollo relativo no tienen la menor trascendencia.
El recientemente electo diputado y adscrito a las ideas más conservadoras en materia económica, Federico Sturzenegger, no se muestra preocupado por el nivel de reservas, ya que, según sus pronósticos, después de 2015 las reservas subirán porque habrá otro gobierno, que creará confianza. Esa certidumbre mágica en el «fin del modelo» y en que la «confianza» lo resolverá todo, lo llevó también a afirmar que «a la Argentina le está faltando el impulso inversor. Si no hubieras nacionalizado YPF tendrías miles de millones de inversiones para explotar los yacimientos de gas y petróleo no convencional» (El Cronista, 29/10/13). Estas concepciones hacen caso omiso a la historia y a años de desregulación hidrocarburífera que no sirvieron para incrementar las inversiones, puesto que las empresas privadas dedicaron los excedentes a remitirlos a sus casas matrices en el exterior. Cada vez queda más claro que hay muchos que añoran la vuelta al esquema instaurado en los noventa, y que siguen proponiendo engañosamente que es el mercado y no el Estado el que crea las condiciones para el desarrollo.
A 8 AÑOS DEL NO AL ALCA. La IV Cumbre de las Américas celebrada en Mar del Plata en 2005 fue un punto de quiebre histórico en la integración latinoamericana, al marcar definitivamente el No al ALCA, ante un atónito George W. Bush. Un pronunciamiento impulsado por tres líderes como Néstor Kirchner, Hugo Chávez y Lula da Silva, más el acompañamiento de la mayoría de los mandatarios de la región y el apoyo de los movimientos sociales.
En el discurso inaugural de Néstor Kirchner, que merece ser releído en su totalidad, y se encuentra en el sitio <www.cfkargentina.com>, el entonces presidente de la Argentina expresó: «Seguimos pensando que no nos servirá cualquier integración; simplemente, firmar un convenio no será un camino fácil ni directo a la prosperidad. La integración posible será aquella que reconozca las diversidades y permita los beneficios mutuos. Un acuerdo no puede ser un camino de una sola vía de prosperidad en una sola dirección (…) Sabemos que el mercado organiza económicamente, pero no articula socialmente. Debemos hacer que el Estado ponga allí, donde el mercado fluye y abandona (…) Nuestros pobres, nuestros excluidos, nuestros países, nuestras democracias, ya no soportan más que sigamos hablando en voz baja; es fundamental hablar con mucho respeto y en voz alta…»
Hablar como se habló en voz alta en la Cumbre de los Pueblos organizada desde los movimientos sociales, para buscar lo que Hugo Chávez resumió claramente: «Hemos venido con una pala, porque en Mar del Plata está la tumba del ALCA.» Y así fue.
El impulso latinoamericanista que se consolidó en Mar del Plata, luego daría origen a importantes instituciones multilaterales, como el inicio del Banco del Sur en 2007 y la constitución de la Unasur, en 2008. También a la conformación de la Celac en febrero de 2010, un ámbito de integración exclusivamente latinoamericano, sin la participación de Estados Unidos ni Canadá, que se reconoce inspirada en el Congreso Anfictiónico de Panamá de 1826, acto fundamental de la doctrina de la unidad latinoamericana y caribeña. Esta breve mención de hitos de la integración posteriores al No al ALCA muestra con claridad cuál ha sido el camino que se abrió en la Cumbre de las Américas de Mar del Plata.
El ALCA ha sido derrotado, pero hoy se intenta recrear mecanismos que replican la esencia de este acuerdo frustrado. Entre otros, deben verse con atención los distintos cabildeos que se realizan en torno a las negociaciones de un acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur. El eurodiputado Jean-Pierre Audy, jefe de una misión negociadora que arribó a nuestro continente, se muestra confiado en que el año próximo finalicen las negociaciones para un acuerdo de libre comercio entre ambos bloques (Ambitoweb, 3/11/13). Pareciera que se desea avanzar más rápido que lo que recomienda la prudencia, a pesar de que la experiencia de conformación de la Unión Europea y los problemas que han surgido en estos últimos años recomiendan lo contrario. En la situación actual, parece difícil que la UE desee levantar los elevados subsidios agrícolas que posee, sin hablar de las recientes limitaciones impuestas a los biocombustibles argentinos. En este marco, todo indica que avanzar en el acuerdo resulta hoy una estrategia que difícilmente apunte a un mayor bienestar de nuestra región.
Artículo publicado en el diario Tiempo Argentino el domingo 10 de noviembre de 2013.