El árbol y el bosque

justicia-socialLa súbita preocupación del autodenominado Grupo A por la justicia social resulta, aparentemente, incomprensible dada su férrea oposición a todas aquellas medidas tomadas por el Poder Ejecutivo tendientes a desmontar la herencia del neoliberal-conservadurismo desde 2003 a esta parte.

Para comprender esta aparente paradoja hay que ir más allá del debate alrededor del objetivo de lograr el 82 por ciento móvil de las jubilaciones.

Hay que mirar el proceso político más general, inscripto en la batalla fundamental del actual período histórico: desandar los caminos empujados a partir de la dictadura genocida desde 1976. La etapa abierta allí fundó un nuevo régimen de acumulación apoyado en el terrorismo de Estado. Como bien denunció Rodolfo Walsh en su Carta Abierta a la Junta Militar, el aniquilamiento masivo contra los cuerpos y el despojo de los bienes y los derechos de los militantes populares tuvo un sentido que trascendía esos crímenes horrendos: “Estos hechos, que sacuden la conciencia del mundo civilizado, no son sin embargo los que mayores sufrimientos han traído al pueblo argentino ni las peores violaciones de los derechos humanos en que ustedes incurren. En la política económica de ese gobierno debe buscarse no sólo la explicación de sus crímenes sino una atrocidad mayor que castiga a millones de seres humanos con la miseria planificada”.

Ese plan, instrumentado para la región por golpes de Estado sangrientos en los años setenta, abrió las compuertas para la instalación de los proyectos neoliberal-conservadores, y el año 2001 expresó en nuestro país un agotamiento de ese proyecto de orden social.

¿Qué región y qué país encontró ese fin de ciclo?

Una América Latina desunida, subordinada a los mandatos imperiales de Estados Unidos, que transitó irresponsablemente por las calles de las “relaciones carnales” y la imposición de las fórmulas ruinosas del Consenso de Washington.

La aplicación sistemática de esas fórmulas se expresó en procesos de concentración y extranjerización de la economía, subordinación a los vaivenes del mercado financiero internacional, elevadísimos costos sociales en términos de desigualdad, exclusión, desempleo. Cualquier indicador social revela los efectos catastróficos que ratifican los pronósticos de Rodolfo Walsh.

En términos económicos, el modelo de acumulación se fundó en políticas exportadoras en detrimento del mercado interno, desplegando una economía de servicios -a expensas de una economía productiva- con sus consecuencias en términos del nivel y calidad del empleo.

La privatización de las jubilaciones resultó no sólo un mecanismo fraudulento contra los trabajadores aportantes sino un muy eficaz dispositivo de vaciamiento del Estado, convertido en garante, en última instancia, de administradoras que estimularon irresponsablemente un capitalismo especulativo.

Todo este proceso supuso también una reconfiguración del papel del Estado, asumiendo el rol de garante de negocios del capital transnacional y sus aliados vernáculos, que se apoderaron vía privatizaciones del patrimonio público construido con el esfuerzo de generaciones de argentinos.

Las políticas sociales de vivienda, salud y educación propendieron a procesos de mercantilización y abdicación por parte del Estado nacional en materia de garantías de derechos.

Cuando se impuso la Alianza, en 1999, continuó con la misma política, y muchas de las figuras estelares del denostado (por la Alianza) gobierno menemista integraron las filas del nuevo oficialismo. La figura paradigmática de Domingo Felipe Cavallo es apenas un botón de muestra de los elencos estables de las políticas neoliberal-conservadoras.

Todavía está fresca en la memoria la reducción nominal del trece por ciento de los salarios estatales y las jubilaciones, que avalaron la entonces ministra Patricia Bullrich y el antaño secretario de Desarrollo Social y actual senador, Gerardo Morales.

Los hechos del 19 y 20 de diciembre fueron una suerte de corolario dramático de aquel ciclo.

El desempleo entonces rondaba el 25 por ciento; la pobreza, el 52 (con el agravante de que si tomamos el universo de niños, adolescentes y jóvenes el indicador se ampliaba al 74 por ciento); la desigualdad era inédita y exasperante.

Medidas que construyen

Fue Aristóteles, un gran estudioso de las sociedades de su tiempo, quien definió a la democracia como el gobierno del mayor número de personas a favor de los más débiles de la sociedad.

Las medidas implementadas desde 2003 nos permiten ver una orientación general que va en dirección a la construcción de una sociedad más democrática, en el marco de un proyecto de unidad regional y de articulación Sur-Sur.

La política exterior renunció expresamente a las “relaciones carnales” con Estados Unidos y promovió activamente la unidad de los países de nuestra América. La elección de Néstor Kirchner como secretario general de la Unasur, tal vez, expresa ese reconocimiento unánime de la región.

En el plano institucional del Estado, reconocemos especialmente el cambio de la Corte Suprema. Esta decisión constituyó una valiosa reconstrucción de un instituto que, en los noventa, fue transformado en soporte y garantía de la impunidad y el privilegio como política de Estado.

En un sentido convergente, el impulso a las políticas de memoria, verdad y justicia ha sido fundamental para la aceleración de las causas por genocidio y la tardía, pero muy valorable, aplicación de justicia.

La política económica se reorientó al estímulo de la producción, y esas definiciones generaron más de cinco millones de nuevos puestos de trabajo en los últimos siete años. Lo pendiente -aunque hay avances en esta dirección- es el mejoramiento de la calidad de los empleos, profundizando el concepto de “trabajo decente”.

La distribución del ingreso entre capital y trabajo avanzó en equidad, y la brecha de la desigualdad se redujo, pero de modo limitado. Este punto también constituye una asignatura pendiente, aunque caben reconocer pasos que van en esa dirección.

Y si en algo el Gobierno dio muestras concretas de su voluntad reparadora, fue en las políticas sociales que viene implementando, aun con las contradicciones, tensiones, disputas y dificultades de remontar un escenario devastado por un cuarto de siglo de políticas estatales para la desigualdad y la exclusión.

En el segmento de la niñez, la Asignación Universal por Hijo constituye una medida de las más progresivas y justas de los últimos sesenta años. Es curioso que quienes hoy se rasgan las vestiduras por el 82 por ciento móvil hayan expresado del modo que pudieron su oposición a esta medida.

Las nacionalizaciones promovidas por el gobierno nacional, como Aerolíneas o la recuperación por parte del Estado del sistema previsional, fueron impugnadas por la misma oposición que hoy reclama mejoras en los haberes jubilatorios.

Con relación a nuestros jubilados y pensionados, también la acción de gobierno demostró, hasta hoy, una orientación inequívocamente democratizadora: dos millones cuatrocientos mil nuevos jubilados que no estaban incluidos en el sistema por diversas causas, aumentos progresivos y la sanción de una ley de actualización de haberes.

Proyecto de País

Mientras que el Gobierno avanzó en la dirección correcta -aun con las insuficiencias que fueron señaladas arriba y otras que exceden el sentido de estas líneas, la oposición vociferante resistió cada una de las medidas progresivas sin otras razones que desgastar al Poder Ejecutivo.

El alineamiento con el monopolio mediático, la oposición a las nacionalizaciones, las críticas a la Asignación Universal por Hijo o los gritos desaforados contra la relación con Venezuela constituyen parte de un mismo proyecto restaurador neoliberal. Por este motivo, suena increíble la demanda del 82 por ciento móvil proviniendo de quienes, siendo gobierno, ajustaron, privatizaron, excluyeron; y quienes siendo oposición resisten las medidas gubernamentales que apuntan a fortalecer la justicia social.

El hecho adicional de que los proyectos de actualización del 82 por ciento móvil carezcan, en general, de la explicitación de fuentes de financiamiento sustentables en el tiempo, hacen pensar que el sentido de esta intervención sigue siendo limar al gobierno nacional.

El Bloque Nuevo Encuentro, que integro, coincide con el objetivo de restituir el 82 por ciento, pero para que esto sea posible es preciso instrumentar otras medidas. La restitución de los aportes patronales para las grandes empresas -que el Grupo A, seguramente, no apoyaría- o la continuidad de las retenciones -que, paradójicamente, la oposición derechista apuesta a derogar- son pasos que permitirían avanzar en el sentido planteado. Allí van las ideas de gravar la especulación financiera, el juego, las industrias extractivas que serían fuentes genuinas de financiamiento. En lugar de eso, con una increíble irresponsabilidad, las espadas de la derecha apuestan a desfinanciar al Estado.

Está poco difundido que los ingresos de la Anses se generan con alrededor de un sesenta por ciento de contribución de trabajadores y empleadores, y el cuarenta por ciento restante por ingresos tributarios. El problema, como se ve, es mucho más complejo que una mera consigna de barricada.

En estos años, la Argentina más que duplicó lo que destina de su presupuesto a la previsión social y es el país de América Latina que tiene mayor aporte, en términos de PBI, a la previsión social. Estos son hechos y no palabras.

La discusión en torno al 82 por ciento móvil esconde otras disputas, ocultando intenciones e intereses inconfesables. Esas banderas del privilegio son sostenidas por quienes despliegan toda su energía en un proyecto restaurador cuya aplicación nos devolvería a un pasado inviable.

No seremos cómplices de una estrategia que multiplicó la pobreza y la injusticia social. Por lo que se hizo bien y, fundamentalmente, por lo que falta, nuestras fuerzas se unirán en torno a un proyecto que otorgue dignidad y justicia a todas y todos, sin inadmisible exclusiones ni repugnantes exclusivismos.

Esta nota fue publicada en la Revista Debate el día 24 de julio de 2010.

11 comentarios

  1. estoy totalmente de acueerdo con esta nota, y muchas cosas que dice el Sr. Carlos Heller.

  2. Gracias por la justeza de su comentario; ya que las banderas engañosas que flamea la oposición engañan a muchos ciudadanos que frente a ellas (que aparecen como justas) caen en el engaño. Posiciones como la suya colabora al esclarecimiento de las “mentiras” y ayudan a pensar.

  3. Está clarísimo. Adelante. La condición de jubilado no alcanza para nublar mi entendimiento.

  4. Comparto plenamente su opinión. Como tambièn el modelo para un gran paìs, pero me preocupa mucho la inflaciòn y sobre todo un problema que aqueja a mi flia. en forma directa, esto me desilusiona, mi papá ya fallecido lamentablemente, un Gran Hombre, se fue,en noviembre del 2008, sin saber que tenìa sentencia favorable su juicio por reajuste desde septiembre del mismo año. Queda mi mamà con grandes problemas de salud,(informados en el expediente) sin embargo, sigo recorriendo, implorando para que le hagan efectivo, lo que le corresponde, La verdad comparto muchas cosas pero esto me desilusiona y mucho

  5. mariana vilches dice:

    Excelente reflexion, y no solo estoy de acuerdo con todo, sino que veo en mi barrio, en mi ambito laboral como impacto positivamente estas politicas nacionalistas y reditribuyentes de este gobierno. Saludos.

  6. Hace unas horas escuché,a la Presidenta de todos/as argentinos/ as, decir de los aumentos, que tendremos en el mes de de la primavera. los jubilados/as,pensionados/as,más los agregados de otras/os, subsidios que se dan, como ser, que en el país, todos los niños/as, concurran, a la escuela primaria,para sus primeros
    conocimientos en su vida, es decir lleer y escribir. Más las dificul-
    tades que tienen discapacidad. Vendrán la crítica, y lo mejor que sea, de mi parte,no alcanza, pero es algo,que ayuda un poco más
    este justicialista, que dice, que la Señora,CRISTINA, es lo mejor que tenemos para que nuevamente, sea reelegida, ya que muchos lugares, le faltan, para que se siga acrecentado, ya que la materia prima, de eso estoy escribiendo, se podría,llevar a lugares, que nun
    ca,se ha hecho.Carlos,bostero de ley,este cuervo, quiere, que la Reforma Financiera, salgra, de una vez por todas,alguien,dijo,que el tiempo es ORO, y todas las personas, que están esperándola en los lugares, más remotos de nuestro país, serán las que puedan usufructar, las mismas,al igual, que lo que estamos,en ésta hermosa ciudad de los Buenos Aires.Chau y hasta pronto.Gracias.-

  7. Osvaldo Russo dice:

    Mi comentario sobre la nota se remite a dos palabras: coincido / acuerdo. La voy a continuar difundiendo entre amigos que, incomprensiblemente, abren sus oídos a la falacia opositora y cierran los ojos a una realidad que, lógicamente imperfecta, parece estar sacándonos de la pesadilla de tantas décadas de injusticia, desigualdad y desintegración nacional y latinoamericana.

  8. irene vivalda dice:

    MARAVILLOSO ANÁLISIS DE ESTA SECUENCIA HISTÓRICA. LO QUE MÁS DESEO ES ESA UNIÓN NECESARIA PARA MANTENER EL RUMBO DE ESTE PROYECTO CON LAS FUERZAS EMPEÑADAS HONESTAMENTE EN LLEVAR A ESTE PAÍS A UN LUGAR SIN ESCLUSIONES.

  9. Roxana D.R dice:

    Hoy fui a la financiera donde cobran su haberes los jubilados y en las pantallas grandes de tv que, sin sonido, pero con buena imagen reflejan el canal TN y CRÓNICA, estaban en cadena, y CFK en su discurso daba a conocer los aumentos en las jubilaciones y en asignaciones por hijo. Fui testigo de escuchar los murmullos en contra de la presidenta. Entiendo que los jubilados (y también los activos) que reciben remuneraciones mínimas o poco mas, no pueden estar contentos porque el dinero No alcanza. Pero uno puede quejarse que no alcanza para vivir pues el costo de vida subió, pero a la vez reconocer que en esta administración hubo varios aumentos en los haberes. Una persona que esperaba ser atendido dijo que este gobierno hacía todo mal y que se robaban la plata del Anses, entonces ya cansada de escuchar tantas injurias le dije que hacia muchísimos años que las jubilaciones eran indignas, que muchos de los trabajadores que tenían cargos importantes en su trabajo cuando pasaron a pasivos no cobraban ni el 10% de lo que correspondía por años y capacidad. Siempre emparejaron hacia abajo. En los diez años del innombrable no hubo aumentos para los jubilados, y vendieron nuestro patrimonio y quedaron muchos obreros sin trabajo, por lo tanto no había aportes. En el gobierno que le siguió, también el mismo ministro, descontó el 13%, seguía la desocupación, y el estado seguía endeudandonos.En el gobierno de Néstor, a partir del 2003, se les devolvió el 13%, pero cuando quizo aumentar las jubilaciones, el ministro de economía de ese momento, dijo que esto provocaría inflación. Ese ministro clama hoy junto a los que hoy se oponen a todo y que son los mismos que estuvieron apoyando las medidas antes mencionadas,para que se otorgue el 82%móvil. Ahora pretenden anular las retenciones y se sacan la foto con quienes desde hace dos años dicen que el kilo de carne debe costar $80, digo “los dueños del campo”.También que cuando hicieron el negocio las empresas con las llamadas AFJP, también desvalorizaron las acciones de los jubilados. LOS ROBARON.
    Necesitamos que se ponga en marcha la ley de medios para que otras voces puedan explicar estas verdades que los monopolios (que también estaban en el negocio de las AFJP) no solo ocultan, sino que distorsionan y mienten descaradamente.

  10. luis ortiz dice:

    SR. HELLER
    No se puede no estar de acuerdo con su planteo,
    pero, si bien es cierto que se ha hecho bastante, lo que queda por hacer supera el haber…Porque es bueno decirlo, TODO se ha logrado en su mayoria, con el aporte incondicional de la gente comun, que no sabe de inversiones ni de manejo de la economia,
    que se banco mil y un plan economico de todos los colores y
    se la seguira bancando, no por gusto sino porque no le queda
    otra.Lo que si es seguro, que los que mas tienen, NUNCA

  11. Siento que estamos en un gobierno que apunta a la igualdad, por un lado, y que tiene la grandeza y animo de atacar a los poderes centrales que impiden en la argentina, y siempre lo impidieron, que los humildes mejoren su situacion.Son dos postulados basicos con los cuales, debemos considerar que este gobierno es del pueblo y para el pueblo.
    Lo que falta hacer, que seguramente es mucho aun, se ira haciendo no tengo dudas. La lucha es durisima porque el poder esta haciendo lo imposible por desprestigiar la tarea del gobierno y confundir a la gente.
    Y ademas porque en el capitalismo de hoy, globalizado, hay que tener coraje y creatividad para lograr acciones que demuestren que es repudiable un sistema mundial injusto y que cada vez piensa menos justamente en los dos postulados que nombre y que defiende este gobierno; la igualdad y la perdida del poder de los que tanto mal hacen al pueblo y a la Argentina. Gracias

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